Después de una larga y penosa enfermedad, dejó
de existir en Lima, VICENTE CENTENO
EVANGELISTA, considerado uno de los cuatro mejores alcaldes del Perú,
durante la Gestión Municipal de 1992- 1994 y del 1995-1997 y actual docente del
Colegio Nacional “Santiago de Viñac” en la especialidad de Historia y
Geografía. El ineludible suceso acaeció el día domingo 3 de marzo del presente
año, producto de complicaciones de una severa infección pulmonar que ha
derivado en una insuficiencia respiratoria.
El mencionado ex – burgomaestre, hace algunos
años venía sufriendo de un dolor a la rodilla, los médicos los diagnosticó como
artrosis. Fue tratándose en forma esporádica con remedios caseros, después tuvo
que recurrir al Seguro Social; como en estos hospitales la atención es
deficiente y pésima, las citas a los asegurados demoran semanas o meses y en el
peor de los casos cuando se solicita por teléfono, las señoritas que atienden
contestan diciendo que no hay cupos, haciendo onerosa la atención, mientras
tanto la enfermedad de Vicente fue agravándose. El asegurado deja de existir
por falta de atención médica.
El dinámico ex alcalde Vicente Centeno, nació en
Viñac, en el barrio de Esmeralda un 24 de julio de 1951, estudió la Educación
Primaria en otrora Centro Escolar 470, continuó en el Colegio Nacional
“Santiago de Viñac” ocupando el Primer Puesto durante los cinco años de
Educación Secundaria. Concluido esta hermosa etapa de su vida, viajó a la
capital cargada de muchas ilusiones para labrarse un porvenir seguro a base de
trabajo y estudio, ingresó a la Cuatricentenaria Universidad Nacional Mayor de
San Marcos para seguir la especialidad de Ciencias Geológicas.
Una serie de hechos truncó su carrera, una de
ellas, se hizo de una carga familiar, tuvo que trabajar dejando las aulas
universitarias. Contrajo matrimonio con Olinda Alva Madueño procreando a
Willian, Liliana y Leydi Centeno Alva. Ingresó a la docencia en el Colegio Nacional “Ricardo Palma” del
distrito de Madeán, poco tiempo después pasó a laborar en su Alma Máter,
hasta que la enfermedad fue en aumento. Finalmente tuvo que elevarse al cielo
donde moran los ángeles al lado del Señor. Dios lo tenga en su Santa Gloria a
nuestro querido “Pajarito” porque desde cuando fuiste estudiante, eras querido
y respetado por todos, ser amable, bondadoso y campechano.
Ahora la casa amada ha quedado triste y
desolada, de igual manera las aulas del Colegio donde cientos de veces llegaste
a saborear triunfos y derrotas. Los salones de clases donde estudiaste y
laboraste, aprendiste amar y querer a la tierra que te dio la vida, ahora están
solitarias y abatidas. Ya no exista una persona que te extienda a manos llenas
la dulzura de sus palabras, el cariño característico de un hombre que supo
ganar el aplauso y la confianza de un pueblo sediento de obras imperecederas.
Yo lo conocí a Vicente desde cuando estudiaba el
segundo año de Secundaria, vivía con gran entusiasmo y optimismo por la vida.
Un tipo carismático, relajado, alegre hasta cuando había alguna discusión,
asimilaba los golpes y rápidamente se recuperaba, así fuera contra el destino.
Siempre de buen humor, con una sincera y prístina sonrisa en el rostro. A todos
lo trataba como hermanos, porque en verdad eran tus hermanos de raza.
No hace ni un año cuando nos encontramos,
descansando en una de las bancas de la Plaza Mayor de Viñac, construida por el
Santiaguino Teodardo Carrión Huamán, otro alcalde que imitó las obras
faraónicas que edificaste. Charlamos larga y sosegadamente en compañía del
actual gobernador, Richar, Jaime y Freddy, nos reímos a mandíbula batiente de
las ocurrencias nacidas del momento, brindamos unas copas de cerveza. Ese fue
el último brindis de la vida. Te dije que viajaras de inmediato a Lima,
tratarte del mal que a leguas se reflejaba en tu semblante silencioso. Lo
hiciste, pero demasiado tarde.
Ahora mientras escribo estas líneas, veo
aparecer en mi memoria entre los cientos de tus compañeros de estudios, aquel
estudiante y futbolista que perdiendo el partido, ganaba de lejos al
adversario. Y siempre decía, ojalá no nos ganen el último partido; sin embargo
perdiste este partido que el destino puso en el camino.
¡Qué
buen paradigma eras mi estimado Vicente!
Es difícil aceptar que ya no estarás más con
nosotros, porque ya perteneces a los seres que te glorificaron en la eternidad;
sin embargo nunca morirás, vivirás en la memoria de los seres que te amaron y
conocieron. Y qué fastuosa fue tu despedida en el Cementerio “Campo Fe” de
Huachipa. Desde el fondo del cajón observabas disimuladamente a tus amigos,
compañeros de promoción, al ex –alcalde de Madeán, Alejandro Chulluncuy y al
Consejero Regional de Yauyos, Ulises Rodríguez Lázaro. ¿Ya ves que no olvidan?.
¡Ah!, si lees este párrafo dedicado a tu
persona. Te diré, que admiré siempre tu bondad y las excepcionales cualidades
de un caballero que te elevaste a la posteridad, eras todo un digno sucesor de
la raza de los inkas. Un abrazo de adiós y prepara la eterna casa donde nos
cobijaremos, después de vagar por la tierra. Otro abrazo.
Por: Manuel Madueño Ramos
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